“Es admirable que Lu Xun fuera capaz de sacarle punta satírica a las cuestiones del momento”
Les ofrecemos una entrevista con el traductor y profesor Manuel Pavón, que el próximo 22 de mayo será nuestro invitado en el Club de lectura, Léete China, para hablarnos de Contar nuevo de historias viejas, el libro de Lu Xun.
- Lu Xun vivió un momento de gran transformación en China. ¿Puedes contarnos brevemente qué pasaba en las primeras décadas del siglo XX en China?
Visto hoy, cuesta hacernos una idea de la inmensa magnitud de las transformaciones que se produjeron y de lo que tuvieron que vivir personas como Lu Xun en aquel periodo. En lo político, es una época extremadamente tumultuosa. Asistió a la caída, no ya de la dinastía Qing (1633-1911), sino del propio sistema dinástico como manera de entender lo que era el país, el mundo y el orden social. Se instaura una república, truncada por un brevísimo intento de restauración del general Yuan Shikai. Al morir este, el poder militar se fragmenta y el país queda dividido en zonas de influencia controladas por señores de la guerra. El nuevo líder del KMT, el general Chiang Kai-shek, lanzará una campaña para retomar el control del territorio, lo que logrará en 1927. Con el país bajo un único gobierno de facto, se inicia una década (llamada “Década de Nankín”) marcada por el creciente autoritarismo y conservadurismo de Chiang, y la persecución de las organizaciones de izquierda. Lu Xun escribe la mayoría de relatos de Contar nuevo de historias viejas en ese contexto de autoritarismo, lo cual se refleja en los relatos, que son críticas veladas a la situación política.
Lu Xun también vive la llegada en tromba de tradiciones literarias e intelectuales que apuntaban precisamente a nuevas formas de comprender el mundo y lo social. Por ejemplo, el darwinismo social, con su visión de la competición entre sociedades fuertes y débiles, se introdujo a finales del XIX y fue una revelación para los intelectuales en una China asediada por potencias extranjeras.Y también ideas radicales como el anarquismo y el comunismo. Lu Xun forma parte de esas corrientes radicales que van tomando forma política a partir del Movimiento del Cuatro de Mayo de 1919 y que incluyen una crítica feroz de las corrientes ideológicas hegemónicas en la tradición china, especialmente el ruismo (o confucianismo). Esa visión ácida e irreverente de la venerable tradición china es quizá lo que más salta a la vista en los relatos de Contar nuevo de historias viejas.
Sin embargo, el asalto a esas tradiciones coincide con corrientes que precisamente reivindicaban ideas de la tradición intelectual y cultural china, y la consideraban un anclaje en una época de zozobra. Lu Xun también usa estos relatos para atacar esas corrientes tradicionalistas del momento por sus incongruencias, su petulancia y su moral servil. Con todo, ante un panorama tan complicado, es admirable que Lu Xun fuera capaz de sacarle punta satírica a las cuestiones del momento.
- Para alguien que no está familiarizado con la historia y evolución del idioma chino, puede resultar extraño escuchar que el chino moderno tuvo su inicio en 1919, y que Lu Xun es considerado uno de sus padres. ¿Podrías explicar cómo era el chino antes de la aparición del “Movimiento de la lengua vernácula – 白话文运动/ Báihuàwén Yùndòng”?
La lengua china que se favorecía en la producción cultural antes del “Movimiento de la lengua vernácula” era el 文言文 wenyanwen. Era una variante de la lengua eminentemente escrita, muy codificada por siglos de uso casi exclusivo entre las élites políticas y culturales de la era dinástica. El wenyanwen era más conciso y repleto de sobreentendidos y referencias a obras clásicas. Para usarlo y para comprenderlo se requería, por tanto, una vasta cultura y un conocimiento muy amplio de las obras clásicas, solo así podías captar esas referencias y comprender el sentido profundo de un escrito. Pero esto solo estaba al alcance de las élites que podían dedicar un mayor tiempo al estudio.
Desde finales de la dinastía Qing (final del s. XIX) se empieza a considerar la literatura como una herramienta de educación de la población y de ahí surge la necesidad de hacer que las obras sean accesibles y comprensibles para la mayoría de la gente. El “Movimiento de la Nueva Cultura” a principios del siglo XX impulsa esta idea más aún con la intención de cambiar las mentalidades y por eso favorece el uso literario de la lengua vernácula, que eran las formas del idioma de uso más extendido y más comprensibles para la mayoría de la gente. Cabe decir que la lengua vernácula también se había utilizado durante siglos para escribir obras literarias (aunque a veces tuvieran menor consideración). Hu Shi 胡适 (1891-1962), uno de los principales impulsores de la reforma literaria, escribió una historia de la literatura en lengua vernácula, con la intención de ofrecer modelos de uso de la lengua vernácula consolidados en siglos pasados para el siglo XX.
Por tanto, el chino moderno no es enteramente una creación totalmente novedosa. El chino moderno toma como base precisamente la variante vernácula, concretamente la del norte, incorporando también algunas innovaciones por cierto influjo de los rasgos de lenguas europeas. El resultado es que, al leer los textos de autores de esa época de tránsito, como el propio Lu Xun, tenemos la impresión de leer un chino un tanto anguloso, que obviamente no era ya el chino clásico, pero que todavía estaba explorando y buscando su forma.
- Se ha afirmado que, a pesar de haber sido educado en los clásicos chinos, Lu Xun mostraba una clara preferencia por las historias de fantasmas que le contaba su enfermera. ¿Contar nuevo de historias viejas 故事新編 – Gùshi xīnbiān – es fruto de esta combinación de influencias?
Así es, Lu Xun se refirió en más de una ocasión a esa fascinación de infancia que mantuvo durante toda su vida por las historias fantásticas. En Contar nuevo de historias viejas, este tipo de tema se ve más claramente en el último relato, “El muerto resucitado”, que está basado en un pasaje del Zhuangzi en el que Zhuang Zi encuentra una calavera y tiene un sueño en el que habla con el difunto en cuestión.
Desde su perspectiva ya adulta, políticamente comprometida y crítica con la ortodoxia letrada, las historias de fantasmas y, más generalmente, los mitos y relatos fantásticos del folklore popular, son narraciones alternativas a la ideología oficial, que era muy reacia a tratar como serios este tipo de temas. Los cuentos de Contar nuevo de historias viejas tienen todos ese componente fantástico y, con ello, subvierten las bases de la ideología letrada, con su moral de los privilegiados, su indiferencia ante las injusticias sociales y su postureo biempensante. No cuesta imaginar que al Lu Xun adulto le gustara regodearse en este tipo de historias fantásticas como una forma de importunar a la ortodoxia letrada. De hecho, me lo imagino riéndose a gusto mientras escribía ciertos pasajes.
- Tú mismo has traducido un cuento de Lu Xun, El inteligente, el tonto y el siervo. ¿Cuáles son los retos más desafiantes de traducir a Lu Xun y especialmente Contar nuevo de historias viejas? ¿Y por qué te interesó este cuento en particular?
Primero mencionaría la enorme dificultad de transmitir esa textura angulosa del idioma que mencionaba antes, ese carácter de lengua en transición. También la ironía de Lu Xun, que a veces se expresa de formas muy sutiles. Y luego, los textos de Lu Xun (ya sean literarios o ensayísticos) están cuajados de referencias y alusiones, tanto a aspectos de la cultura tradicional como a personalidades o sucesos de la época contemporánea de Lu Xun. Esto requiere mucha documentación e investigación previa y hay que añadir aclaraciones a la traducción para que el lector no se sienta perdido.
En ese aspecto, debo decir que el cuento “El inteligente, el tonto y el siervo” es bastante sencillo y transparente comparado con otras obras de Lu Xun. Lo traduje allá por 2016 o 2017 porque me pareció que trataba de forma muy sencilla una problemática común en muchos contextos y también en nuestra época: la existencia de gente que es capaz de actuar en contra de su propia dignidad y de sus propios intereses como individuo y como parte de un colectivo. El relato me hacía recordar algunos pasajes de Los santos inocentes, o el personaje de Samuel L. Jackson en Django desencadenado. Creo que es uno de los cuentos de Lu Xun que más directamente puede llegar a un lector de cualquier lugar.
- ¿Cuál crees que es el cuento de Contar nuevo de historias viejas que fusiona mejor las leyendas y textos clásicos con la perspectiva moderna?
Destacaría en ese sentido “La contención de las inundaciones”. Este relato se basa en la leyenda de la contención de las aguas por Yu el Grande. Según el mito, el emperador Shun abdicó en favor de Yu tras conseguir este controlar las inundaciones, y así fundó la dinastía Xia. El mito sostiene que la corte del emperador Shun vivía en la opulencia y la indiferencia mientras el pueblo sufría las inundaciones. En el relato de Lu Xun también vemos la abundancia de manjares con que cuenta, no solo la corte y los funcionarios, sino también los letrados, que ofrecen al emperador discursos y alabanzas grandilocuentes sobre la benevolencia y la virtud.
Lu Xun escribió este relato en 1935. En esa época Chiang Kai-shek intentaba consolidar su poder con campañas que usaban ideas de la tradición para dar una pátina de legitimidad moral a su un régimen crecientemente autoritario y con vínculos con los fascismos de Europa. Las campañas, como la llamada “Nueva Vida” lanzada en 1934, buscaba infundir una moral pública de orden y respeto a las jerarquías junto con medidas higienistas. Por la época y el contexto en que lo escribe, podemos pensar que Lu Xun juega a presentar a la figura mitológica del emperador Shun como paralela a Chiang Kai-shek. La desconexión de este y su gobierno con respecto a la realidad de la mayoría de la población parece sugerirse con los banquetes y festivales frívolos que se celebran en la corte de Shun. Lu Xun parece dirigir también una crítica a los intelectuales tradicionalistas del momento que colaboraban en la legitimación del gobierno de Chiang, mostrándolos como gente altiva y ociosa que pasa su tiempo en discusiones absurdas sin preocuparse por los problemas reales de la población, a la que desprecian e incluso culpan de sus propios infortunios.
Dadas las circunstancias políticas, cualquier tipo de crítica a las autoridades del momento debía recurrir a formas muy veladas e indirectas. Por eso, aunque asumimos que estos relatos míticos e históricos reelaborados por Lu Xun tienen un subtexto que apunta a la sociedad, la cultura y la política de su época, a veces es difícil interpretar con certeza los guiños que el autor introdujo en estas historias viejas.
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