Ge Fei a fondo: Carles Prado Fonts revela los secretos de un gigante literario en Léete China
Carles Prado Fonts, catedrático del departamento de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya, es nuestro invitado en una nueva sesión del club de lectura Léete China. Prado nos hablará de Ge Fei y su novela El invisible, el 22 de abril a las 19:00, en la Biblioteca Eugenio Trias del Retiro.
Antes de la sesión, ha respondido a esta entrevista.
¿Quién es el escritor Ge Fei y cómo ha influido en la literatura china?
Ge Fei es un escritor contemporáneo de gran prestigio, muy reconocido en China y, cada vez más, también en círculos académicos y literarios occidentales. Nació en 1964 e inició su trayectoria como escritor de literatura experimental a finales de la década de 1980. Desde entonces su obra ha evolucionado hacia novelas de temática más histórica o social sin perder la ambición expresiva. Destaca especialmente su trilogía de Jiangnan: tres novelas publicadas en 2004, 2007 y 2011 que resiguen más de un siglo de la historia de China y que han recibido premios y elogios de crítica y público. Ge Fei combina su faceta de escritor de ficción con la de académico (actualmente es profesor de la Universidad Tsinghua de Pekín) y autor de importantes obras de teoría y crítica literaria. Se trata, pues, de una figura de referencia en el mundo literario e intelectual chino.
¿Cómo descubriste El invisible de Ge Fei?
Descubrí a Ge Fei cuando empecé a estudiar la literatura china contemporánea. Los relatos vanguardistas de autores como Ge Fei, Yu Hua, Su Tong o Can Xue escritos durante la fiebre cultural de finales de los ochenta me causaron una gran fascinación. Desde entonces he seguido su trayectoria. El invisible se publicó originalmente en 2012 y creo que sintetiza muy bien esas dos décadas largas de trayectoria de Ge Fei como escritor. Cuando la leí en seguida me llamó mucho la atención por esa capacidad para condensar el Ge Fei de obras anteriores y porque, en comparación con la mayoría de sus obras previas (más complejas o densas en referencias históricas y culturales), El invisible es una novela muy accesible para un lector occidental alejado de esos referentes—o sin interés por ellos. De modo que su traducción a lenguas occidentales me pareció un gran acierto editorial.
«Los relatos vanguardistas de autores como Ge Fei, Yu Hua, Su Tong o Can Xue escritos durante la fiebre cultural de finales de los ochenta me causaron una gran fascinación.»
Cui, el protagonista de El invisible, es un personaje que recuerda a Bartleby, Josep K o el funcionario de La nariz, ¿qué aporta este nuevo Don Nadie a la literatura universal y qué cualidades chinas lo definen?
La invisibilidad de Cui se da en una sociedad sujeta a unos cambios económicos y sociales que se han producido a una velocidad espeluznante—esto es, sin duda, una singularidad china destacable de la novela. No obstante, creo que es posible ver también en la invisibilidad de Cui un reflejo (quizás algo hipertrofiado, pero bien nítido y detectable a fin de cuentas) de lo que está sucediendo a lo largo y ancho de todo el mundo—en la sociedad capitalista de nuestros días, aquí y allí. Dentro de esta cualidad universal del Cui invisible como Don Nadie en un mundo sin valores ni escrúpulos, creo que el carácter manual de su trabajo como técnico de sonido es muy sugerente—esa vida artesanal, superficial en un sentido positivo, de refugio crítico contra un mundo hostil. Creo que en la novela este contraste está muy bien expresado.
«Es posible ver también en la invisibilidad de Cui un reflejo (quizás algo hipertrofiado, pero bien nítido y detectable a fin de cuentas) de lo que está sucediendo a lo largo y ancho de todo el mundo.»
¿Cómo refleja El Invisible los cambios socioculturales en China durante la época en que fue escrita?
El invisible no es una novela realista. Es muy probable que quien acuda a ella con la pretensión de encontrar en sus páginas evidencias largas y explícitas sobre los cambios socioculturales de la China reciente al final cierre el libro con algo de frustración. Es cierto que en la novela abundan aspectos que caracterizan a la China de las últimas décadas (el deterioro de los vínculos sociales y de amistad, el desapego y la desconfianza, el descrédito del mundo intelectual, la frivolidad de la nueva clase adinerada, la metamorfosis del tejido urbano, etc.), pero se mantienen en el trasfondo, sin que el autor los desarrolle en profundidad. Es lógico, pues, que quien busque una lectura realista o antropológica no pueda evitar pensar: «Con todo ese material ahí mismo, ¿cómo es posible que el autor no tire más de esos hilos?» Pero el proyecto literario e intelectual de Ge Fei es otro y va más allá de las coordenadas estrictamente realistas—incorpora aspectos formales, estilísticos, filosóficos, etc. Es como si nos decepcionara que una obra de Enrique Vila-Matas (gran admirador de Ge Fei, por cierto) no refleje con claridad aspectos de la sociedad española de nuestros días.
¿Y en cuanto al estilo, ¿hay algo que te haya llamado la atención de El invisible?
Como te decía, El invisible es una obra que, en cierto modo, sintetiza o condensa rasgos que Ge Fei ha cultivado a lo largo de su carrera. Por una parte, la novela te envuelve en una atmósfera de enigmas e incertidumbres sobre gran parte de la trama—que te mantiene en vilo, te desconcierta y te invita a especular sobre qué sucede o sucedió con lo que no se está narrando… Y la acción fluctúa entre el presente y la memoria, a veces con límites algo difusos. Estas características son muy típicas de la literatura china de vanguardia de finales de los ochenta (muy influenciada por Borges y otros autores modernistas occidentales) y Ge Fei las llevó al extremo en sus primeras obras. Por otra parte, a pesar de este jugueteo estilístico, la novela no deja de proyectar una crítica de fondo al desarrollo de la sociedad actual. Esta preocupación es más propia de las novelas que Ge Fei ha escrito más recientemente, particularmente de su trilogía de Jiangnan. Él mismo ha reconocido esta mutación en su manera de escribir y la justifica por el hecho de que China es ahora un país muy distinto al de hace un par de décadas y es por ello necesario que la literatura se vincule de un modo también distinto con este nuevo contexto. Esta visión crítica está más en sintonía con la manera más canónica de entender la literatura en China como herramienta de reflexión histórica y social.
Cui es un melómano y experto en sonido. En un momento dado, Cui comenta que si se escucha La fille mal gardée, grabado en 1962 en Covent Garden, te resulta imposible no resistirte al encanto de la música clásica. (Nosotros queremos que el lector haga la prueba y lo escuche, así que le dejamos el enlace a la canción La fille mal gardée) ¿Crees que esta novela puede ser leída mientras se escuchan los temas musicales que menciona, como en una lista de Spotify?
¡Claro! Aunque lo propio sería escuchar esos temas en uno de los equipos de música que monta Cui, ¿no? En cualquier caso, creo que las numerosas referencias a la música clásica que aparecen en El invisible atesoran un importante potencial de universalidad: es probable que un lector occidental sienta una cierta empatía, acercamiento o familiaridad al toparse con referencias a Bach, Mozart, Beethoven, Brahms, Donizetti, Ravel, Debussy, Bartok, Prokofiev, Grieg o Casals—un poco al estilo de lo que sucede con las novelas de Haruki Murakami. No obstante, también creo que en el caso de Ge Fei y El invisible estas referencias melómanas van más allá del esnobismo o la anécdota estéril: combinadas con la profesión casi artesanal del protagonista, dotan a la música clásica de un valor íntegro o moralizante como refugio contra el mundo de hoy.
«Las numerosas referencias a la música clásica que aparecen en El invisible atesoran un importante potencial de universalidad.»