
Léete China: Ciencia ficción, identidad y traducción con Alberto Poza
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El club de lectura Léete China abre sus páginas a la ciencia ficción china con Membranas, la novela de Chi Ta-wei (紀大偉) que, desde su aparición en 1995, sigue intrigando a lectores de todo el mundo.
En esta sesión, su traductor, Alberto Poza, conversará con los participantes sobre los matices de una obra que desafía las fronteras del cuerpo, la identidad y la memoria. Antes del encuentro, contestó a nuestras preguntas acerca del proceso de llevar Membranas al español.
Alberto Poza, foto cortesía de Syu-Jhih Chen
Alberto, eres máster en Sinología por la School of Oriental and African Studies (SOAS) de la Universidad de Londres y en Estudios de Género por la Central European University (Budapest). Has traducido Muñecas con curvas, de Li Ang, y Membranas. ¿Cómo empezó tu relación con el chino?
Mi relación con el idioma chino empezó por pura curiosidad, cuando tenía unos 16 años empecé a sentirme atraído por algo que me resultaba totalmente ajeno: una escritura sin alfabeto. Encontré a una profesora china que se prestó –con mucha paciencia— a enseñarme algunos caracteres y el sistema de tonos. Ya en la universidad, cursé una optativa de idioma chino y poco después terminé por cambiarme de carrera al recién creado Grado en Estudios de Asia y África en la UAM.
Membranas se presenta como una novela de ciencia ficción queer. ¿Cómo definirías este concepto en el contexto de la obra? ¿Cómo fue recibida en el momento de su publicación?
La teoría queer tiene un desarrollo histórico muy apegado a la ciencia ficción también en el contexto occidental, precisamente por servir de herramienta para la imaginación de mundos alternativos. En el origen de la teoría queer, tanto en oriente como en occidente, se encuentra un descontento hacia lo normativo y lo identitario que produce un deseo de subversión.
En lo que respecta a la temática sexual y de género, en torno a los 90, el activismo no heterosexual más marginal empezó a plantearse que si no se veían representados en la política ni en la academia y su futuro era oscuro, quizá se debía a que las identidades que se utilizaban para dar representatividad a las distintas experiencias humanas no eran suficiente, ¿o quizá las identidades no eran más que constructos fallidos y había que desmontarlas y empezar a organizarse en torno a otros criterios?
En el caso de Taiwán, este tipo de cuestiones sirven para reunir a un grupo de estudiantes universitarios que no se imaginan formando parejas, ni familias heterosexuales, ni participando de la idea de nación que promueve el Taiwán de la época. Además, esta generación comparte una creciente preocupación por el colapso ecológico y los malestares propios del modelo económico capitalista. Ante la certeza de que el sistema imperante estaba en crisis y al verse frente al vacío de representación que implicaba el imaginar una alternativa, recurrieron a las artes. La literatura, y sobre todo la ciencia ficción, les sirvieron como herramienta con la que imaginar un futuro al margen de ese modelo normativo e identitario que consideran insuficiente y obsoleto.
«La teoría queer tiene un desarrollo histórico muy apegado a la ciencia ficción también en el contexto occidental, precisamente por servir de herramienta para la imaginación de mundos alternativos.»
Edición china de 膜 (Mo), Membranas
¿Cómo surgió el encargo de traducir Membranas?
Yo ya estaba interesado y al tanto de la importancia de esta generación de autores y autoras que, en el Taiwán de los 90, empezaron a crear ficción con imaginaciones no heterosexuales, subversivas, y casi punk. Mientras estudiaba en Londres, leí una compilación de historias cortas de esta temática y me llamó la atención una escrita por Chi Ta-wei. Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que este autor había escrito una historia de longitud equiparable a una novela con una reflexión que excedía lo que mi prejuicio hacia la literatura sinófona contemporánea me permitía imaginar. En Membranas, Chi Ta-wei había planteado que el modelo de diferencia sexual era algo rudimentario y anticuado, pero además se había servido de esta misma lógica de la diferencia para poner en cuestión la naturaleza misma de lo humano. Después de mucho insistir a editoriales y al autor mismo, en cuanto tuve la oportunidad y los conocimientos necesarios competí para conseguir la financiación que me permitió traducirlo y publicarlo.
Chi describe su proceso de escritura como una experiencia de alta intensidad, casi eufórica, y cuenta que escribió Membranas en un mes. Como traductor, ¿sentiste esa energía en el texto? ¿Hubo algún pasaje que te transmitiera especialmente esa sensación de vértigo?
Absolutamente. Las primeras versiones del texto original son el resultado de un arrebato creativo alimentado por una novedad técnica: el ordenador de sobremesa como herramienta de escritura (que permite escribir a gran velocidad y guardar textos anteriores, modificarlos…) Como tal, estas primeras versiones tienen gran cantidad de despistes tipográficos que normalmente solucionaría un corrector profesional.
En cuanto al ritmo de la obra, la mayoría de las lectoras que han compartido su experiencia conmigo coinciden en que la novela gana intensidad en la segunda mitad. No es raro el testimonio de quien se ha leído la primera mitad en una semana y la segunda en una tarde. Yo comparto esta experiencia, y quizá responda a esa escritura frenética, movida por la inercia de la euforia, que nos lanza hacia el final para luego soltarnos abruptamente. Tengo varios mensajes de personas que comparten una sensación de orfandad –por hacer un símil con Momo, la protagonista— al llegar al desenlace de la historia. Muchos de estos mensajes se aferran a las últimas frases del libro tratando de alargarlas o buscando excusas para una secuela. Yo puedo confirmar que habrá secuela, pero sospecho que no nos curará la sensación de abandono, y os aseguro que no se escribirá a golpe de tecla en menos de tres semanas.
«En cuanto al ritmo de la obra, la mayoría de las lectoras que han compartido su experiencia conmigo coinciden en que la novela gana intensidad en la segunda mitad.»
Edición española de Membranas de la editorial Egales
Chi evita intervenir en las decisiones de sus traductores, porque cree que la traducción es un acto de interpretación autónomo. ¿Cómo fue para ti traducir un texto en el que el autor, de algún modo, te daba completa libertad? ¿Hubo momentos en los que sentiste la necesidad de consultarle algo?
Estoy profundamente agradecido por la libertad creativa que me han permitido tanto el autor como la editorial, Egales. Durante todo el proceso tuve la suerte de poder consultar con el autor tanto como quise. Esto, lejos de servirme para solucionar dudas, me hizo ver que había incertidumbres inherentes al texto y que mi labor no era solucionarlas, sino transmitirlas en la medida de lo posible. Estas incertidumbres tienen que ver sobre todo con el género y la naturaleza (humana o no) de los personajes, pero también con los tiempos narrativos y la distinción entre memoria, presente y futuro. El original juega deliberadamente con la inconsistencia de estas distinciones y mi propósito ha sido el de ofrecer una experiencia homóloga en castellano.
La relación entre la identidad y el lenguaje es importante en esta novela. Chi Ta-wei hace un uso especial de los clasificadores chinos, ¿podrías poner un ejemplo para nuestros estudiantes de chino?
Uno de los recursos más ilustrativos de las posibilidades del idioma chino para subvertir la estricta relación entre identidad y lenguaje que encontramos en el original es el uso de los clasificadores jù 具 y wèi 位 en sustitución o en alternancia con el pronombre de tercera persona (ta1她). Mientras que el pronombre posesivo denota una persona (humana, presuponemos) y tiene una marca escrita de género en su radical, el clasificador jù refiere a objetos, utensilios o cadáveres; y wèi tiene un uso honorífico para humanos, sin especificar el género. El uso de estos clasificadores es un recurso creativo que hace que, en ocasiones, la lectora en chino no sepa si el personaje en cuestión es hombre o mujer y –quizá incluso más interesante— dificulta saber si el personaje es humano o no, y si esa naturaleza será estable a lo largo de la novela.
«El uso de estos clasificadores es un recurso creativo que hace que, en ocasiones, la lectora en chino no sepa si el personaje en cuestión es hombre o mujer y –quizá incluso más interesante— dificulta saber si el personaje es humano o no, y si esa naturaleza será estable a lo largo de la novela.»
Y en cuanto a ti como traductor, en un idioma como el español, donde el género es más marcado que en el chino, ¿cómo resolviste estos desafíos lingüísticos? Podemos pensar en las dificultades que tuvo la traductora de Escrito en el cuerpo, de Jeannette Winterson, para mantener la ambigüedad de género en español (más fácil en inglés y en chino).
El original juega con la identidad de género y la naturaleza (humana o no) del personaje. De hecho, para ser más exhaustivos podemos decir que el original juega deliberadamente con la naturaleza dudosa de los personajes y accidentalmente con su género y su sexo.
Digo que el juego con el género y el sexo es accidental porque el chino no exige la recurrencia ni el nivel de explicitud al que obliga el español, por lo que las lectoras en chino tienen una mayor tolerancia al hecho de que el texto sea equívoco respecto a la identidad masculina o femenina del personaje. Esto en castellano es impensable, incluso nuestros plurales colectivos portan género, tradicionalmente el masculino.
Como traductor tuve que dar respuesta a esta cuestión, ¿eran la mayoría de los protagonistas masculinos o femeninos en el futuro distópico de Membranas? Esta pregunta, que no necesita respuesta para el original en chino sencillamente porque no es una duda que surja de forma natural en la mente de la lectora nativa, se plantea inevitable en castellano y especialmente relevante en el caso de una novela futurista con una ausencia casi total de personajes humanos masculinos, ¿es intencional el detalle de un futuro sin humanos varón? Finalmente opté por el femenino plural por considerar que reflejaba mejor la realidad de la obra y por preservar la duda que plantea el original, ¿es el humano varón necesario para la reproducción en el futuro?, ¿son el género y el sexo categorías relevantes para la humanidad del futuro?
Esta estrategia solo solucionaba una parte del problema, aún tenía que decidir cómo dar cuenta de la incertidumbre en torno a la naturaleza humana o artificial de los personajes, un juego que el original hace con los clasificadores. El castellano no tiene clasificadores, así que opté por utilizar las marcas de género para producir un efecto homólogo. Decidí utilizar la marca de género inclusiva «-x » para los personajes cuyo género o sexo fuera desconocido, o incluso inexistente (al fin y al cabo es el futuro y son cíborgs). Estos personajes son, en general, cíborgs que según su posición con respecto a la humanidad son investidos de cualidades humanas, entre las que estaría el género, o son reducidos a una existencia objetual como meros instrumentos.
Lacan, Pasolini, Philip K. Dick e Italo Calvino, la leyenda de Momotaro, ¿podrías situarnos las referencias culturales de la novela y Chi Ta-wei?
El aparente pastiche cultural presente en la obra no es solo aparente, es fiel reflejo del momento histórico en el que se escribió Membranas. Para comprenderlo hay que situarse en el Taiwán de los años 90, con una Ley Marcial recientemente revocada y con el Terror Blanco aún reciente en la memoria. En este contexto, y de un día para otro, los y las jóvenes taiwaneses descubren internet y comienzan a tener acceso a cine, fotografía, música, literatura y publicaciones europeas y americanas. Estos estudiantes de humanidades y lenguas extranjeras experimentan con todos los productos culturales que reciben en un ambiente de repentina libertad; traducen, escriben, y graban películas cuando el bolsillo se lo permite. La recepción y asimilación de cultura extranjera se produce tan a granel que se lleva a cabo sin sistematización, no se distinguen géneros (literarios, al menos), ni cultura canónica de cultura popular; todo se recibía con el ansia y la emoción de la novedad, como si cada producto cultural descubierto constituyera una ventana a un futuro que, de repente, podía ser.
Las teorías queer y feministas se leen inmersas en estas dinámicas. Judith Butler recibe la misma atención que Italo Calvino, y comparten estantería con las revistas porno parisinas en salas de estudiantes en las que se proyectan películas de Almodóvar. Aunque esta escena podría resultarnos anárquica y desconcertante, este aparente caos de referentes culturales fue el orden natural e inevitable de esta época y, además, fue extremadamente productivo.
Chi Ta Wei posando con la versión española de 膜 (Mo)
¿Hubo algún pasaje que, al traducirlo, te sorprendiera o cobrara un nuevo sentido que no habías notado en la lectura en chino?
He revisitado la filmografía de Almodóvar al leer Membranas y cuanto más lo hago más patrones compartidos encuentro. En la idealización estética de lo marginal, en la obsesión con la figura materna,…
«He revisitado la filmografía de Almodóvar al leer Membranas y cuanto más lo hago más patrones compartidos encuentro.»
Membranas es profética desde su visión sobre la tecnología hasta la construcción de identidades fluidas o la idea de que acabemos viviendo en el fondo del mar debido a un cataclismo solar. A la hora de traducirla, ¿tuviste la sensación de estar trabajando con un texto adelantado a su tiempo?
En un primer momento sí, pero en seguida entendí que más que profética, Membranas era una obra muy plástica, con una gran capacidad para reinventarse; lo que podríamos llamar «un clásico contemporáneo.» Traducir Membranas en el contexto posterior a la pandemia del Covid-19 invistió a la obra de unas características distintivas. En mi opinión, la fecha en la que recibimos Membranas en español hace que la trama familiar, la preocupación por la soledad, el peso de la memoria, las relaciones familiares y el inminente colapso ecológico se revistan de una importancia mayor que la cuestión trans, que fue clave en la recepción de la obra en otros contextos lingüísticos como el anglosajón pero que, en el caso español, con una ley trans aprobada desde 2021, pronto dejará de suscitar debate e interés. El trato cálido y subversivo que Membranas da a temas más mundanos y cotidianos es quizá su mayor potencial vanguardista, estos temas ordinarios son al fin y al cabo, mucho más universales y duraderos que la preocupación por el sexo de la protagonista.
Acompáñanos el lunes 17 de febrero a las 19:00 en la Biblioteca Iván de Vargas para una velada especial con Alberto Poza.
Convocatoria:
- Dónde: Biblioteca Eugenio Trías (Parque del Retiro, Madrid)
- Cuándo: 17 de febrero a las 19:00 hs.
- Aforo: acceso libre hasta completar aforo
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